Hoy, 8 de marzo, rememoramos con mucho orgullo a Trinidad María Enríquez, quien fue no solo la primera mujer en cursar estudios universitarios en el Perú, sino la «primera jurista peruana». Nacida en la grandiosa ciudad del Cusco, desde niña deslumbraba por su lucidez y su agudeza notable. Años después, logró superar el obstáculo que representaba para una mujer ingresar a la universidad: a pesar de que la vida académica estaba vedada para las mujeres, en 1874 consigue que se le reconozca como candidata universitaria y, además, que dicha posibilidad esté abierta para todas las mujeres en aquellas universidades donde se impartieran estudios en Jurisprudencia. En el estudio alcanzó una posición sobresaliente (fue incluso citada por sus maestros como modelo frente al alumnado masculino) y “supo conquistarse premios y calificativos honrosos” debido a su extraordinaria inteligencia. Su vida fue un permanente desafío, remarcado por el hecho de que tuvo serias dificultades para obtener el título de abogada y poder graduarse. El pensamiento de la época encontraba escandaloso que una mujer ejerza en las cortes y se exhiba en audiencias públicas junto a sus pares varones. Así pues, Trinidad María luchó los últimos tres lustros de su vida por un título que merecía y que le correspondía con razón y con derecho. Falleció en 1891 (tras una vida de lucha no solo en favor de su género, sino también del de la clase obrera) sin ver cómo la justicia se hizo presente en su caso, pues recién en 1908, a través de la ley N° 801, se permitió a las mujeres la libre matrícula, así como la obtención de los grados académicos y el ejercicio profesional irrestricto.
Así que es justo recordarla. Y es oportuno. Y también es necesario. Porque la lucha de la mujer no ha terminado… Por un lado, los derechos formales de los que goza no se reflejan en la realidad, y por otro lado, aún no ha conquistado otra serie de derechos que le permitan vivir con dignidad. Sigamos las estelas que dejaron mujeres como Trinidad. Continuemos en la búsqueda de la igualdad y la justicia.
A continuación, compartimos con ustedes el primer capítulo "La audacia de una ilustrada decimonónica", precisamente del libro "TRINIDAD MARÍA ENRÍQUEZ. Una abogada de los Andes", que, bajo la autoría de Carlos Ramos Núñez y Martín Baigorria Castillo nos relata la historia de esta mujer quien luchó por ejercer el derecho en el siglo XIX, convirtiéndose en una prócer del feminismo.
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