Usted como una de las filósofas del Derecho más
representativas en el debate contemporáneo, ¿qué reflexión puede compartir sobre el
contexto actual de violencia que se observa contra las mujeres en todo el
mundo?
Lamentablemente,
la violencia contra las mujeres no es una novedad. La sociedad moderna se ha
construido sobre una jerarquización entre los sexos y los géneros que tiene
raíces profundas. Hoy, finalmente, se nota la existencia de esta violencia,
reconociéndola efectivamente como violencia, gracias a los medios de
información. Aún, en muchos casos, se grita y se pretende justicia cuando hay
un caso que llega a los diarios, pero luego, todo el tema regresa a
su terrible normalidad, sin que se haga de verdad nada para cambiar las cosas
en el mundo. Hasta hace poco, sin embargo, esta violencia ni siquiera era
reconocida como tal, puesto que el lugar de la mujer era el del silencio y de
la sumisión.
Creo que en la actual “sociedad de la información” hay, además, nuevas características sociales –piensen en los social media– que, con todo lo positivo, traen también aspectos sobre los cuales deberíamos reflexionar más, puesto que esos exponen la figura femenina en una arena pública que todavía no ha sido formada para recibirlas, y así se ocasionan nuevas modalidades de agresión. El punto es que, por ejemplo, todo el mundo de los social media no ha llegado después de un proceso de desarrollo moral y social, sino que se ha implantado en un contexto tradicionalmente discriminante para la mujer, q
Al abordar el problema de violencia hacia la mujer, algunos sectores suelen presentar la imagen de una disputa de poder entre hombres y
mujeres, ¿este es un enfoque correcto?
Yo no creo que sea una disputa,
sino una falta de respeto que tiene raíces sociales. Pongo un único ejemplo:
solo para las mujeres se considera justo – o hasta natural– tener que hacer
trabajos gratuitos. No es una cuestión de moneda, sin embargo, históricamente, ¿cuál
es la figura que trabaja gratis? El esclavo o la esclava. Si la mujer tiene que
hacer por naturaleza un trabajo sin remuneración, entonces, ¿significa que una
persona por ser mujer vale menos?
Yo creo que la jerarquización es la base de la violencia
entre los sexos, como también frecuentemente es causa de violencia entre las personas.
Tanto a nivel teórico como de movimiento social y político, el feminismo no es una corriente uniforme. ¿Qué opinión tiene usted al respecto y cuál considera que es su importancia en el debate sobre la igualdad?
Tanto a nivel teórico como de movimiento social y político, el feminismo no es una corriente uniforme. ¿Qué opinión tiene usted al respecto y cuál considera que es su importancia en el debate sobre la igualdad?
Han sido –y son– fundamentales.
Hay varias perspectivas, y frecuentemente dentro el feminismo se discute y
pelea. Sin embargo, creo que incluso se puede hablar de feminismo tomando en
consideración el objetivo de la liberación/emancipación de la mujer. Aun las
estrategias han sido o son diferentes (tal vez, lamentablemente, contrarias) y
representan un momento de toma de conciencia de sí por parte de las mujeres.
Con toda la complejidad del caso, el feminismo ofrece una perspectiva de
análisis de la sociedad y de propuesta de cambios insustituibles, y que en
verdad son para todos, no solo para las mujeres.
El 8 de marzo conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, ¿qué
representa esta fecha y qué debe significar en la reivindicación de los
derechos de las mujeres en el mundo?
Ha pasado más de
un siglo desde la primera conmemoración del Día de la Mujer y sigue conmemorándose.
Esto tiene un dato por cierto positivo, porque es un símbolo de la
reivindicación, de una lucha que no para. Es un día que recuerda a todas y
todos la necesidad de luchar por nuestro respeto como seres humanos diferentes
unas de la otras y de los otros: cada uno o una es un ser único o única, igual
solo a sí misma/mismo. La igualdad de consideración y respeto es un valor
universal independiente del contexto y del tiempo. Por otro lado, el hecho de que
se siga celebrando nos recuerda que esta igualdad es todavía una meta, un
objetivo por conquistar: no hay el día
del hombre blanco. Solo hay días para "celebrar" a quien todavía no está en
plan de igualdad y necesita ser reconocido o reconocida.
En algunos países, también en Perú por cierto, existe una fuerte resistencia al enfoque de género como instrumento para trabajar verdaderas políticas de igualdad. ¿Cuán importante es desde su punto de vista y qué papel está llamado a cumplir el enfoque de género?
El enfoque de género es una perspectiva fundamental, muestra dónde y cómo se distribuye el poder, realizar roles y producir símbolos, tan fundamentales en la cultura humana. Se trata de una mirada hacia la sociedad que quiere y permite deconstruir la normalidad para que se eliminen los prejuicios y las desigualdades, al mismo tiempo respetando la diferencia y fortaleciendo así la autonomía de las personas. Adoptar un enfoque de género implica un cambio de perspectiva para el cual se necesita un trabajo de autocrítica y por consiguiente reconstrucción. Es un instrumento teórico y de crítica social potente; no es algo fácil o que puede ser sencillamente de moda, porque modificar lo que parece normal es difícil y, en muchos casos, hasta las víctimas o los subordinados se resisten al cambio. Sin embargo, la perspectiva de género se ha revelado indudablemente poderosa para la eliminación de todas las discriminaciones.
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